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Tabaqueria de Filipinas

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Buenos días Gabriel, Tirso y Roman Ripoll. Primeramente, nos gustaría que nos contaseis un poco sobre vosotros y la empresa Tabaquería de Filipinas.

Gabriel: Empezamos en 1993 en una casa en Taft Avenue, Manila. Allí estuvimos hasta 1996. Con anterioridad, yo fui el director de la compañía de Tabacos de Filipinas durante 29 años y cuando se vendió, pedí jubilarme y decidí abrir mi propia fábrica de Puros. Empezamos solo con 10 personas, y hoy en día somos más de 500.

La producción y ventas aumentaban, motivo por el cual alquilamos un almacén en Bacoor Cavite. Allí estuvimos hasta el 2004, fecha en la cual nos trasladamos a la actual oficina en San Pedro, Laguna. Por aquel entonces ya trabajaban conmigo mis hijos, Román director de ventas y marketing y Tirso, director general.

Román: Bromeando cuando nos preguntaban qué cargo teníamos en la empresa decíamos que éramos COO, Child Of Owner (risas).

Tirso: Decidimos cambiarnos de Bacoor a San Pedro porque el coste de las llamadas de Bacoor a Manila eran llamadas a larga distancia, además del intenso tráfico. Cada año gastábamos medio millón de pesos en teléfono. Recordemos que no había móviles, todos los pedidos eran por teléfono, algunos en fax y muy pocos emails.

G: Así que haciendo cuentas decidimos cambiarnos y construir este edificio. Lo amortizamos en un año.

En cuanto a trabajar juntos en la empresa, discutimos las decisiones y las tomamos entre todos. Somos una piña.

R: Somos la única compañía de tabaco autóctona de Filipinas porque el 90% del tabaco que usamos es de Filipinas. El proceso es completamente manual, no usamos maquinas. Además de la plantilla de la empresa, tenemos acuerdos con 50 cosecheros de tabaco en La Unión a los que les proveemos con insecticidas, semillas, etc.

Recuerdo cuando tenía 18 años que mi padre me llevó a ver una plantación, entre dos ríos, en la que había un capataz con una pistola en la puerta de su casa. Cuando yo pregunte a mi padre porque tenía un arma, me explicó que dentro de su casa estaba el tabaco, estaba protegiendo su “dinero”.

G: Eran todos guerrilleros lo que estaban por ahí…

R: Estamos muy orgullosos que tras años allí el gobierno de la zona ha empezado a invertir en calles pavimentadas, colegios, iglesias, mercado, etc. Hay una comunidad entera alrededor de las plantaciones. Así que cada vez que vendemos un puro, estamos ayudando a la comunidad entera de La Union y de San Pedro. Esto mucha gente lo desconoce…

¿Cómo ha evolucionado la trayectoria empresarial de la compañía?

G: Durante todo este tiempo, los clientes han sido casi los mismos. Ha habido algunos cambios pero desde el principio hemos trabajado con los más grandes, que nos han sido fieles y nosotros a ellos. Hemos ido ampliando el negocio.

T: Normalmente preferimos trabajar con la gente a largo plazo, estableciendo una relación personal con ellos, así cuando ellos crecen nosotros también crecemos.

Y ¿qué clases de tabaco tenéis?

R: Somos unos de los pocos con el 90% de producto filipino, algunas variedades son incluso 100%.

G: Además nosotros lo que hacemos es para controlar la calidad plantamos las semillas, nos preocupamos de su crecimiento, … Así controlamos y garantizamos la calidad.

T: Esto nos permite crecer variedades de tabaco que nadie más tiene.

G: Tenemos la variedad “Sarah”, que era la mujer de Abraham y madre de los judíos. Tenemos otra variedad que es “Génesis” que es el principio y también “habano”. Somos bastante románticos con los nombres.

Todas las semillas que tenemos las cultivamos nosotros con la ayuda de un ingeniero agrónomo, con un master, cuidamos todo el proceso hasta el último detalle. Un amigo, Javier Plantada, me dio semillas de Cuba que plantamos y empezamos a producir el tabaco que llamamos “Sarah”, una mezcla de semilla cubana con semilla de Isabela que hemos mejorado con el consejo de nuestro ingeniero agrónomo.

El tabaco son: 45 días de semillero, 45 días plantado en el campo, después otros 45 días para empezar a recoger las hojas. Estamos hablando de unos 6 meses más o menos. Después tiene que hacer su fermentación, poner el tabaco uno encima del otro. Después añejar el tabaco por unos dos años.

Hay una gran competencia con las compañías de cigarrillos. No obstante nuestros trabajadores están muy contentos y normalmente son muy fieles a la compañía.

¿Consideráis que hacer negocio aquí en Filipinas es más fácil o más complicado que cuando empezasteis?

T: Estamos en el sector del tabaco, así que es mucho más complicado ahora. Ahora los paquetes llevan las fotografías, las advertencias, etc. que dificultan mucho la venta. Hay muchos retos, los impuestos han subido mucho.

G: Cuando empezamos se podía fumar en cualquier sitio, ahora no se puede ni por la calle.

T: Cuando empezamos en los 90, las exportaciones estaban libres de impuestos. Ahora con cada movimiento que hacemos, necesitamos primero permisos y permisos.

R: Lo bueno es que tenemos mucha experiencia con los permisos y la burocracia.

T: Estamos en el negocio de tabaco, no es una situación aislada en Filipinas sino que está ocurriendo globalmente.

¿Cómo ha cambiado el consumidor filipino a lo largo de estos años?

G: Son los mismos la verdad y los consumidores filipinos tiene el gusto más refinado. Desde que llevaban los puros en los galeones de México, se ha disfrutado de los puros en Filipinas.

R: Nuestros precios son muy razonable comparados al resto del mundo aunque los puros sean más caros que los cigarrillos y otros productos para fumar.

En todos los años que lleváis con la empresa, ¿de que es de lo que estáis más orgullosos?

G: Haber crecido manteniendo los valores, creando trabajos para más de 500 familias y haber ayudado al desarrollo de la zona. Todo esto sin haber sido avariciosos.

¿Podéis contarnos alguna anécdota graciosa que os haya pasado durante todos estos años en el negocio?

T: Cuando estábamos en Bacoor, yo siendo aún bastante novato me llamó el que era antes presidente de la Cámara, Benny Fernández, y me pidió unas cajas de puros grabadas con el nombre y cargo de diferentes personas. Yo apunte los nombres que me dió junto a su cargo entre comillas al lado, y se lo entregué a la persona encargada de grabar la madera. Una vez completado el pedido se envió directamente a la Cámara. Dos días más tarde, me llamó Benny diciéndome “Oye Tirso, no puedes poner presidente entre comillas”…

G: Eso fue durante el viaje del gobierno de España José María Aznar a Filipinas.

T: Y nosotros poniendo José María Aznar “Presidente” (risas)

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